Hablar de burguesía es hablar de independencia económica.
Aspiración de casi todos porque se opone al autoritarismo,
Vuelve los sueños realidad y a las familias cumplidas.
Pero hay que revisar qué queremos decir hoy,
Porque entre tanto sentido u ofendido, burgués ya denosta,
Y si la injuria no describe, ¿para qué persistir en el daño?
La burguesía en sus inicios prometía veleidades,
Repartía, por un precio, maravillas de otras tierras,
Daba forma a tantas modalidades de la materia,
Probaba en fin variedad de jugos que regala el planeta
A sus hijos.
La burguesía fue la campeona que derrocó al Antiguo Régimen.
Contaba con riqueza y redujo reinos enteros a simples deudores.
Comercio obligatorio y bellezas en circulación, con el tiempo,
Transformaron a monarcas en un mal chiste de identidad.
Aunque son héroes del pasado, produjeron estructuras universalistas
Que llevaban impreso su propio carácter: Iluminismo e Imperialismo.
Las Repúblicas modernas fueron y siguen siendo burguesas.
Las revoluciones que las hicieron posibles fueron burguesas.
El sistema político económico capitalista era especialmente burgués.
La cultura liberal y secular también era burguesa.
Tanto aburguesamiento enfermó a la civilización monolitíca, endogámica.
Toda la libertad individual para que se busque el propio interés;
Toda la igualdad ante la ley para que el imperio sea inapelable;
Toda la tecnología para que la razón se imponga sobre la naturaleza;
Toda la felicidad para que las innovaciones sean bien recibidas.
¿Pero no se refiere hoy la burguesía a una clase social alta?
Ser burgués no significa ser de los ricos o de los pobres del país,
Aunque es importante dejar los extremos hasta cierto punto.
Ciertamente lo burgués se tiene en elevada estima, porque
Muy en alto ponemos a aquellos que pueden decidir su propio destino.
No obstante la independencia económica tiene sus negligencias.
Acredita para movilizar a terceros y para salvaguardarse
De políticas particulares inconvenientes, lo sabemos.
Pero también es la cuna del fetiche más horrendo:
Creer que el dinero es una encarnación de la diosa Riqueza,
La Madre.
"Soy independiente" es la conciencia burguesa más básica,
De aquí brotan la identificaciones y proyecciones siguientes:
Soy comerciante, soy empresario, soy creativo, soy ciudadano.
Mis mercancías, mis derechos, mi libertad, mi privacidad.
El Estado es un Patriarca comerciante, sus enmiendas son productivas,
Su derecho es garante del dinero, Su ser humano es su hijito burgués.
Lo Otro es tildado de espurio, aunque eso nunca quede demostrado.
Las repúblicas decrépitas cayeron en anomia y transnacionalismos,
Las revoluciones se volvieron imposibles y cada una fue condenada
En favor del "orden público"; pocas políticas son más inoportunas.
¿Qué orden protegen? El de propiedad privada, sociedad estratificada
Y división de poderes. ¿Llaman orden a la incomunicación sistémica?
Cultura burguesa rápida de "hamburguejas al vapor", ofrece bastante
Para reírse del absurdo general y perder la posición de las estrellas
Por suplantación raquítica, inverosímil además de fraudulenta.
En esas condiciones demanda negocio y ocupación permanentes;
Si el ocio es inmoral, presumo la productividad providencial.
No hemos terminado de caer. Nuestra muerte, segura, se pospone.
Hay compras por hacer: trabajos que inventar, trabas que colocar,
Triturados que esconder, robots que acorralar, obreros que desangrar,
Personas que acusar de demencia: fabricarlas muertas o matarlas.
lunes, 16 de octubre de 2017
domingo, 3 de septiembre de 2017
Esa estúpida pregunta de Facebook
Se me pide un ejemplo de digresión.
Conjugue su configuración biopsicosocial preferida con un montón incalculable de aleatoriedad y tendrá la vida, esa irreductible e inexplicable vida de la que se habla con tanto odio como orgullo, de la que tanto se canta y tanto se truena chicharrón. Por ella se protege la inocencia y por ella se origina la crueldad. Si uno busca una pequeña partícula de espíritu, la encontrará, pero si uno busca una pequeña hebra de rebaba, la encontrará también, al cabo que todo se dilata con análisis y todo se contrae en síntesis. La raquítica voluntad moderna, pajilla al viento, no hace más que sumar desorden al tiempo, hacer del tiempo un tiempo más pesado, en su ya de por sí honda vocación por el exceso y el pecado. ¿Qué más da rodar o triturar? Las alas se colocan para ir a lo alto o para caer, son idénticos caminos si quedaron olvidados o en rezago los límites y los fines particulares; errores y ventajas, acaso lo mismo, existen para pesar a cuestas sobre Sísifo, mientras éste y su montaña es catapultado hacia el otro lado del mundo, despedazado el Tártaro y los momentos más lacrimosos y patéticos. ¿Pero con quién hablo o a través de qué soy hablado si la esfera no se mantiene? Sin embargo, no se mueve. La creación (a.k.a. libertad) soporta en tanto resiste y alberga, con su manto, cual Nut. Más que un telón de fondo en escena, la constante es el teatro mismo y su posibilidad humana, es la herencia y la deuda de todos, es su diferencia trascendente y además inmanente, como enseñó el Tao. Compositor por antonomasia y simple obra particular, pertenece a la razón y a la revelación por igual, un cara-cara y un innatismo. Al final separará todas las mundializaciones miopes, ridiculizará las falsas democratizaciones y será juez de los tribunales futuros contra las explotaciones psíquicas.
Conjugue su configuración biopsicosocial preferida con un montón incalculable de aleatoriedad y tendrá la vida, esa irreductible e inexplicable vida de la que se habla con tanto odio como orgullo, de la que tanto se canta y tanto se truena chicharrón. Por ella se protege la inocencia y por ella se origina la crueldad. Si uno busca una pequeña partícula de espíritu, la encontrará, pero si uno busca una pequeña hebra de rebaba, la encontrará también, al cabo que todo se dilata con análisis y todo se contrae en síntesis. La raquítica voluntad moderna, pajilla al viento, no hace más que sumar desorden al tiempo, hacer del tiempo un tiempo más pesado, en su ya de por sí honda vocación por el exceso y el pecado. ¿Qué más da rodar o triturar? Las alas se colocan para ir a lo alto o para caer, son idénticos caminos si quedaron olvidados o en rezago los límites y los fines particulares; errores y ventajas, acaso lo mismo, existen para pesar a cuestas sobre Sísifo, mientras éste y su montaña es catapultado hacia el otro lado del mundo, despedazado el Tártaro y los momentos más lacrimosos y patéticos. ¿Pero con quién hablo o a través de qué soy hablado si la esfera no se mantiene? Sin embargo, no se mueve. La creación (a.k.a. libertad) soporta en tanto resiste y alberga, con su manto, cual Nut. Más que un telón de fondo en escena, la constante es el teatro mismo y su posibilidad humana, es la herencia y la deuda de todos, es su diferencia trascendente y además inmanente, como enseñó el Tao. Compositor por antonomasia y simple obra particular, pertenece a la razón y a la revelación por igual, un cara-cara y un innatismo. Al final separará todas las mundializaciones miopes, ridiculizará las falsas democratizaciones y será juez de los tribunales futuros contra las explotaciones psíquicas.
viernes, 18 de agosto de 2017
Generalidad x sobre la corrección en el nivel social
La mediocridad también busca su reconocimiento y argumentará méritos propios donde no hay más que agua, tierra, aire, fuego, elementos de todos los días.
Las políticas de coexistencia, comunidad y creación diversas deben contemplar y adecuar medidas para estas poblaciones de equívoco avance, distribuidas en todo el globo como distribuidos están los educandos y los distraídos de conciencia por algún atascadero.
Cualquiera sabe que las intervenciones de los tontos a menudo dan más trabajo. Sean encauzadas sus acciones hacia un vertedero de daños reducidos -tal como ocurre en las crianzas habituales de niños pequeños- y permítase cierto margen para que metan su cuchara también en los guisos importantes, para que los primigenios dioses del caos den lecciones esporádicas de sorpresa o serendipia a la historia de la conciencia.
Pero la materia es exigente y las ideas buenas, escritas siglos atrás, siguen sin ser operativas entre distintos obstáculos de escasez, de atavismos y de mala fe. De ahí que veamos agresiones y coacciones de innumerable clase y contexto, puestos delante como medida para resolver el problema -naturalísimo- del error percibido.
Las políticas de coexistencia, comunidad y creación diversas deben contemplar y adecuar medidas para estas poblaciones de equívoco avance, distribuidas en todo el globo como distribuidos están los educandos y los distraídos de conciencia por algún atascadero.
Cualquiera sabe que las intervenciones de los tontos a menudo dan más trabajo. Sean encauzadas sus acciones hacia un vertedero de daños reducidos -tal como ocurre en las crianzas habituales de niños pequeños- y permítase cierto margen para que metan su cuchara también en los guisos importantes, para que los primigenios dioses del caos den lecciones esporádicas de sorpresa o serendipia a la historia de la conciencia.
Pero la materia es exigente y las ideas buenas, escritas siglos atrás, siguen sin ser operativas entre distintos obstáculos de escasez, de atavismos y de mala fe. De ahí que veamos agresiones y coacciones de innumerable clase y contexto, puestos delante como medida para resolver el problema -naturalísimo- del error percibido.
sábado, 5 de agosto de 2017
Observaciones a la disposición inicial para participar en las ciencias
La ciencia no es una, sino legión. Es producto de observaciones históricas, lingüísticas y existenciales. No obstante, como ser práctico que es, su efectividad marca su carga, y a la luz de ese mismo peso se despliega su relevancia y sus elementos generales.
[El ser se dice de muchas maneras, y la generalidad de un ser no es una ocasión concreta de ser sin más, sino un modelo para ser en cualquier caso. La máxima concreticidad de ser no es un singular medianamente enfocado sino uno completamente definido, como enseñó Hegel, y las figuras más fáciles de agotar en su determinación son los cascarones a ser llenados, los contenedores universales o entidades metafísicas, los marcadores semánticos tipo, seres prefigurados para ordenar los casos según cualidad.]
Uno de estos elementos generales en particular es objeto de excesivos lugares comunes: su método. La atávica descripción y además repetición institucional reza así a grandes rasgos:
Primero pregunta e investigación;
luego hipótesis y pruebas;
al final, resultados y conclusiones.
Puede parecernos una descripción provisional, pero es vergonzante que, así expresada la cuestión, quede soterrado su compromiso epistémico o apuesta humana. Brilla la descripción por la ausencia ontológica y axiológica. A menudo los cursos sobre ciencia eluden abordar rasgos políticos y estéticos de las ciencias, sobresimplifican la ética participante y permiten medrar acríticamente prácticas ideológicas y míticas del concepto. Es normal, pues los espíritus apesadumbrados por el misterio y la incertidumbre son perversiones de la economía política dominante, básicamente negacionista y autoritaria.
Al volver al asunto, la respuesta genérica por el método de la ciencia pretende ser una serie de pasos, una instrucción o manual para determinada obediencia productiva. Aspira dar ejemplo de orden y deducción, ser garante de la verdad, pero induce al autoengaño y la mendacidad. Es una corrupción del concepto, acorde a ideales igualmente corrompidos sobre educación y desarrollo humanos.
Para comprender una actividad en lo general, en este caso la ciencia, contamos con actores -agentes e intencionalidades- y condiciones -en participio de pasado y de presente, a saber, condicionados y condicionantes. Mientras más cerca estemos del origen imaginativo, actores y condiciones se coimplican, por causa de la naturaleza de la razón y la autorreferencialidad. No obstante, de los primeros debemos decir, ante todo, que no saben, al menos la mayoría de ellos no han aprendido a ser ellos mismos de cara al inconmensurable abismo. Las personas son ficciones y fugas, a menudo distracciones de sí para antes de la muerte. Ellas mismas son procesos y portan innumerables cualidades en desarrollo. Esto no es en absoluto baladí, pues son estos seres los actores de la observación, y su modo fundamental de ser es una comprensión perceptual influenciada por contingencias virtualmente infinitas.
Aquí tenemos la primera falla de la explicación estandarizada de las ciencias y sus métodos: el modo fundamental de ser practicante tiene que ver con la falibilidad del mismo, con la potencial introducción de errores en cualquier tarea que realice. Antes que el orden, el caos. Esto incluye naturalmente al exquisito y reducido grupo de personas bien informadas y con altas capacidades de concentración. Su humanidad, para bien y para mal, se interpone y domina sobre su excepcionalidad.
Esta condición de prófugos, de débiles colaboradores para la construcción de desarrollos significativos y trascendentes, puede ser llamada la condición existencial humana: nuestro espíritu pensante es prisión, separación, ilusión, derroche, descontrol, repetición, olvido, vacío e insatisfacción, entre otras desdichas.
Antes del rigor deductivo, está también la cuestión del lenguaje o juego simbólico activo. Esto implica que los sujetos cognoscentes tienen límites estructurales o que hay relaciones subyacentes que componen la totalidad de su ser consciencia, en cualquier nivel, sea consciente, subconsciente, inconsciente o supraconsciente. Los actores existen y viven en una especie de territorio de significados, donde hay una extraordinariamente grande pero finita a final de cuentas aplicación de signos que hacen en conjunto la matriz para la habitación del mundo. Como una tecnología simbólica, hay una colección determinada de prácticas con significado detrás de cada observación, de mitos que existen en el fondo de toda percepción y que constituyen el mundo como tal, nada menos.
Un modo breve de entender esta condición es identificar el término idiolecto, una participación personal o singular que conjuga lengua y hablante, que considera las inclinaciones personales, las circunstancias prácticas, los códigos conocidos y su uso. Se trata de las asociaciones que el sujeto ha creado a lo largo de su vida y que le proporcionan un matiz personalizado a su habla, unos campos semánticos únicos, forjados por sus contingencias biográficas, dolencias, aspiraciones, libertades, etc. El mundo condiciona las posibilidades perceptuales, su diferencia y virtud comparadas con otros mundos.
Para un agente, la lingüisticidad es una condición paradójica, que le constriñe a la vez que le libera, pues dentro de los signos se configuran hechos, tecnologías, valores y verdades, objetos, identificaciones, prácticas, territorios, fines, todo cuanto importe a su ser y todo cuanto pueda llegar a pensar y sentir. La clave están en reconocer que no es un lenguaje determinado el que practicamos, sino muchos códigos simultáneos, de alcances y objetos diversos, los que habitamos.
Si bien la segunda condición de la lingüisticidad es crucial pues no hay significado sin contexto de sentido, el lenguaje (aunque limitante y potencia de las personas a través de su idiolecto) es una cualidad esencialmente comunitaria, de modo que su aparente arbitrariedad está siempre filtrada por el curso finito de la historia compartida o por el transcurso de la coexistencia. Esta es la tercera condición fundamental, la historicidad. No se juega a solas sin una comunidad previa de jugadores. Aún más, uno no puede ser uno mismo sin los demás.
El punto aquí es que para donde quiera que se mire se mira hacia atrás, al relato conocido; siempre que se observa independientemente de la atención que pongamos, es el pasado y sus registros lo que se muestra. Decimos que las cosas devienen para entusiasmarnos y tratar de asistir al mismísimo acto de la creación, a la sucesión en primera fila de los acontecimientos, como si fuera posible que se actualizacen sin velo delante de nosotros. Pero no es así, la luz ha llegado tarde, o no ha llegado en absoluto a nuestros corazones. Por eso hay que contemplar a Epimeteo antes que a Prometeo; por eso también hay que reconocer a Jano bifronte antes que la riqueza positiva codificada en los fetiches dinero y crecimiento ilimitado.
Si pudiéramos percibir la cosa en sí, directamente y sin signos, es decir, sin representantes, el error no sería constante y el desarrollo de la ciencia no habría sido una necesidad sentida en la historia. En verdad, existen los aciertos y las prácticas efectivas, pero son el resultado de atenciones persistentes y de compromisos adquiridos, de juegos llevados a sus últimas consecuencias a la fecha. En cuanto a los efectos que podríamos llamar gratuitos, derivados de la suerte, o conclusiones que se repiten una y otra vez por doquier aunque no tengamos grandes pruebas de ellas, su captación depende de la regularidad experimentada; aunque llamemos a estos saberes intuitivos, experienciales, vitales, en última instancia se deben a la historicidad.
Nuestra condición histórica guarda relaciones de sucesión entre creencias que orientan nuestra existencia y nuestro orden simbólico hacia una inclinación de sentido. Estas narraciones dibujan fuerzas o tendencias sobre territorios conceptuales que desatan pugnas o se armonizan en alguna clase de tensión o dinámica. Desde el punto de vista constante de la mortalidad, algunos llaman a esto destino, otros más modestos se acatan a las reducidas influencias de los fines y de las intenciones, marcadores individuales menos atados en su semántica a la forma de la naturaleza toda. En cualquier caso, la historicidad es un retraso perceptual y una consideración derivada de una práctica acumulada.
Los saberes adquiridos cosechados a lo largo del tiempo, sean éxitos o fracasos relativos a fines más o menos definidos, componen un corpus o juego crítico que se instala en el aquí y en ahora. Para conseguir la proeza de estar en presente aunque se perciba el pasado, los sujetos tienen que desdoblarse e imaginarse presentes a través de juegos prácticos, desenvueltos entre dogmas y creencias, o ingenuidades de toda clase. Sin embargo, no todo lo que se imagina presente es un mito vivo o una expresión de la inconsciencia, también se proponen demarcadores de trabajo y políticas de construcción de prácticas y consensos. Los modos de vida se construyen y el futuro del ser humano es susceptible de diseño.
Este es el exclusivo punto de partida, el inicio de todo investigador que contribuye efectivamente con unas cuantas motas extras de conocimiento a la humanidad en general. Cualquier actor que trate de reproducir ciencia sin conquistarse a sí mismo en un mundo contingente y hasta cierto punto aterrador se emparenta más al ruido que a la colaboración. Las ciencias son para la vida y no para la ciencia misma.
[El ser se dice de muchas maneras, y la generalidad de un ser no es una ocasión concreta de ser sin más, sino un modelo para ser en cualquier caso. La máxima concreticidad de ser no es un singular medianamente enfocado sino uno completamente definido, como enseñó Hegel, y las figuras más fáciles de agotar en su determinación son los cascarones a ser llenados, los contenedores universales o entidades metafísicas, los marcadores semánticos tipo, seres prefigurados para ordenar los casos según cualidad.]
Uno de estos elementos generales en particular es objeto de excesivos lugares comunes: su método. La atávica descripción y además repetición institucional reza así a grandes rasgos:
Primero pregunta e investigación;
luego hipótesis y pruebas;
al final, resultados y conclusiones.
Puede parecernos una descripción provisional, pero es vergonzante que, así expresada la cuestión, quede soterrado su compromiso epistémico o apuesta humana. Brilla la descripción por la ausencia ontológica y axiológica. A menudo los cursos sobre ciencia eluden abordar rasgos políticos y estéticos de las ciencias, sobresimplifican la ética participante y permiten medrar acríticamente prácticas ideológicas y míticas del concepto. Es normal, pues los espíritus apesadumbrados por el misterio y la incertidumbre son perversiones de la economía política dominante, básicamente negacionista y autoritaria.
Al volver al asunto, la respuesta genérica por el método de la ciencia pretende ser una serie de pasos, una instrucción o manual para determinada obediencia productiva. Aspira dar ejemplo de orden y deducción, ser garante de la verdad, pero induce al autoengaño y la mendacidad. Es una corrupción del concepto, acorde a ideales igualmente corrompidos sobre educación y desarrollo humanos.
Para comprender una actividad en lo general, en este caso la ciencia, contamos con actores -agentes e intencionalidades- y condiciones -en participio de pasado y de presente, a saber, condicionados y condicionantes. Mientras más cerca estemos del origen imaginativo, actores y condiciones se coimplican, por causa de la naturaleza de la razón y la autorreferencialidad. No obstante, de los primeros debemos decir, ante todo, que no saben, al menos la mayoría de ellos no han aprendido a ser ellos mismos de cara al inconmensurable abismo. Las personas son ficciones y fugas, a menudo distracciones de sí para antes de la muerte. Ellas mismas son procesos y portan innumerables cualidades en desarrollo. Esto no es en absoluto baladí, pues son estos seres los actores de la observación, y su modo fundamental de ser es una comprensión perceptual influenciada por contingencias virtualmente infinitas.
Aquí tenemos la primera falla de la explicación estandarizada de las ciencias y sus métodos: el modo fundamental de ser practicante tiene que ver con la falibilidad del mismo, con la potencial introducción de errores en cualquier tarea que realice. Antes que el orden, el caos. Esto incluye naturalmente al exquisito y reducido grupo de personas bien informadas y con altas capacidades de concentración. Su humanidad, para bien y para mal, se interpone y domina sobre su excepcionalidad.
Esta condición de prófugos, de débiles colaboradores para la construcción de desarrollos significativos y trascendentes, puede ser llamada la condición existencial humana: nuestro espíritu pensante es prisión, separación, ilusión, derroche, descontrol, repetición, olvido, vacío e insatisfacción, entre otras desdichas.
Antes del rigor deductivo, está también la cuestión del lenguaje o juego simbólico activo. Esto implica que los sujetos cognoscentes tienen límites estructurales o que hay relaciones subyacentes que componen la totalidad de su ser consciencia, en cualquier nivel, sea consciente, subconsciente, inconsciente o supraconsciente. Los actores existen y viven en una especie de territorio de significados, donde hay una extraordinariamente grande pero finita a final de cuentas aplicación de signos que hacen en conjunto la matriz para la habitación del mundo. Como una tecnología simbólica, hay una colección determinada de prácticas con significado detrás de cada observación, de mitos que existen en el fondo de toda percepción y que constituyen el mundo como tal, nada menos.
Un modo breve de entender esta condición es identificar el término idiolecto, una participación personal o singular que conjuga lengua y hablante, que considera las inclinaciones personales, las circunstancias prácticas, los códigos conocidos y su uso. Se trata de las asociaciones que el sujeto ha creado a lo largo de su vida y que le proporcionan un matiz personalizado a su habla, unos campos semánticos únicos, forjados por sus contingencias biográficas, dolencias, aspiraciones, libertades, etc. El mundo condiciona las posibilidades perceptuales, su diferencia y virtud comparadas con otros mundos.
Para un agente, la lingüisticidad es una condición paradójica, que le constriñe a la vez que le libera, pues dentro de los signos se configuran hechos, tecnologías, valores y verdades, objetos, identificaciones, prácticas, territorios, fines, todo cuanto importe a su ser y todo cuanto pueda llegar a pensar y sentir. La clave están en reconocer que no es un lenguaje determinado el que practicamos, sino muchos códigos simultáneos, de alcances y objetos diversos, los que habitamos.
Si bien la segunda condición de la lingüisticidad es crucial pues no hay significado sin contexto de sentido, el lenguaje (aunque limitante y potencia de las personas a través de su idiolecto) es una cualidad esencialmente comunitaria, de modo que su aparente arbitrariedad está siempre filtrada por el curso finito de la historia compartida o por el transcurso de la coexistencia. Esta es la tercera condición fundamental, la historicidad. No se juega a solas sin una comunidad previa de jugadores. Aún más, uno no puede ser uno mismo sin los demás.
El punto aquí es que para donde quiera que se mire se mira hacia atrás, al relato conocido; siempre que se observa independientemente de la atención que pongamos, es el pasado y sus registros lo que se muestra. Decimos que las cosas devienen para entusiasmarnos y tratar de asistir al mismísimo acto de la creación, a la sucesión en primera fila de los acontecimientos, como si fuera posible que se actualizacen sin velo delante de nosotros. Pero no es así, la luz ha llegado tarde, o no ha llegado en absoluto a nuestros corazones. Por eso hay que contemplar a Epimeteo antes que a Prometeo; por eso también hay que reconocer a Jano bifronte antes que la riqueza positiva codificada en los fetiches dinero y crecimiento ilimitado.
Si pudiéramos percibir la cosa en sí, directamente y sin signos, es decir, sin representantes, el error no sería constante y el desarrollo de la ciencia no habría sido una necesidad sentida en la historia. En verdad, existen los aciertos y las prácticas efectivas, pero son el resultado de atenciones persistentes y de compromisos adquiridos, de juegos llevados a sus últimas consecuencias a la fecha. En cuanto a los efectos que podríamos llamar gratuitos, derivados de la suerte, o conclusiones que se repiten una y otra vez por doquier aunque no tengamos grandes pruebas de ellas, su captación depende de la regularidad experimentada; aunque llamemos a estos saberes intuitivos, experienciales, vitales, en última instancia se deben a la historicidad.
Nuestra condición histórica guarda relaciones de sucesión entre creencias que orientan nuestra existencia y nuestro orden simbólico hacia una inclinación de sentido. Estas narraciones dibujan fuerzas o tendencias sobre territorios conceptuales que desatan pugnas o se armonizan en alguna clase de tensión o dinámica. Desde el punto de vista constante de la mortalidad, algunos llaman a esto destino, otros más modestos se acatan a las reducidas influencias de los fines y de las intenciones, marcadores individuales menos atados en su semántica a la forma de la naturaleza toda. En cualquier caso, la historicidad es un retraso perceptual y una consideración derivada de una práctica acumulada.
Los saberes adquiridos cosechados a lo largo del tiempo, sean éxitos o fracasos relativos a fines más o menos definidos, componen un corpus o juego crítico que se instala en el aquí y en ahora. Para conseguir la proeza de estar en presente aunque se perciba el pasado, los sujetos tienen que desdoblarse e imaginarse presentes a través de juegos prácticos, desenvueltos entre dogmas y creencias, o ingenuidades de toda clase. Sin embargo, no todo lo que se imagina presente es un mito vivo o una expresión de la inconsciencia, también se proponen demarcadores de trabajo y políticas de construcción de prácticas y consensos. Los modos de vida se construyen y el futuro del ser humano es susceptible de diseño.
Este es el exclusivo punto de partida, el inicio de todo investigador que contribuye efectivamente con unas cuantas motas extras de conocimiento a la humanidad en general. Cualquier actor que trate de reproducir ciencia sin conquistarse a sí mismo en un mundo contingente y hasta cierto punto aterrador se emparenta más al ruido que a la colaboración. Las ciencias son para la vida y no para la ciencia misma.
domingo, 10 de julio de 2016
Dos historias sobre el ascenso meditativo
Una es la historia de la estética. En la narración que tengo de los conceptos que establecen las condiciones de la percepción y la normativa de la imagen, hay una gran hueco que me deja mirando temas asociados en principio pero separados por distintas brechas: veo el uso de los colores brillantes de los primitivos de América, de África, de la Asia hoy súper poblada; veo aparte el mercado pseudorientalista que ha imbuido de exoticidad o de presunta espiritualidad baratijas del capitalismo y que han contribuido a la conformación de una aspiración a la paz; veo a varios sabios y gurus como equivalentes prácticos de muchos padres cristianos que han hecho de la búsqueda por la unidad una empresa más con fines lucrativos, falsos guías para falsos seguidores. Estos tres asuntos bien distinguidos por la experiencia beben sin embargo de un mismo cuerpo de agua. Es demasiado vago mi saber sobre esas aguas para darle una forma que explique el origen de los otros tres grupos de seres. ¿Cuál es la flora y la fauna que prospera ahí? Sé de su existencia porque he seguido parte del cause del manantial de la estética, y a éste lo conozco por algunas cavernas de la axiología y de la metafísica que he visitado.
La segunda historia que recuerdo es la historia del alma. Hace mucho, cuando las personas eran más conscientes de su actitud mágica y espiritual, no había un claro binomio entre cuerpo y alma. El dualismo sobrevino con el desarrollo del pensamiento abstracto, con los conceptos mecanicistas y la modernidad. El destierro de los temas inexplicables del alma de la luz de la razón práctica y la fascinación por la predictibilidad material tuvo efectos importantes sobre la percepción equilibrada de los seres del mundo. La cultura del pensar fue predominante y se asignó a la cabeza cualidades divinas de creación antes que de objeto creado. Aquellos que entendieron que la cabeza era otro cuerpo natural trataron de verla como un producto que se trabaja, pero no dejaron de asumir que también era un origen divino de realidad y atizaron con ello la perspectiva individualista. Según este relato, saber la esencia con el poder de una mente abierta tiene un efecto directo sobre el mundo. Esto es así, pero sólo parcialmente. Los más entusiasmados se acercan a prácticas para incrementar y nutrir su interioridad, siguiendo una promesa de poder, pero una concentración profunda y solitaria todavía no enfrenta el problema de la comunidad y acercamiento a la conciencia otra. De ahí que la imagen sea adecuada al representar más de una conciencia y cree un pilar en ascenso en medio de los hablantes, en las palabras juntadas.
La segunda historia que recuerdo es la historia del alma. Hace mucho, cuando las personas eran más conscientes de su actitud mágica y espiritual, no había un claro binomio entre cuerpo y alma. El dualismo sobrevino con el desarrollo del pensamiento abstracto, con los conceptos mecanicistas y la modernidad. El destierro de los temas inexplicables del alma de la luz de la razón práctica y la fascinación por la predictibilidad material tuvo efectos importantes sobre la percepción equilibrada de los seres del mundo. La cultura del pensar fue predominante y se asignó a la cabeza cualidades divinas de creación antes que de objeto creado. Aquellos que entendieron que la cabeza era otro cuerpo natural trataron de verla como un producto que se trabaja, pero no dejaron de asumir que también era un origen divino de realidad y atizaron con ello la perspectiva individualista. Según este relato, saber la esencia con el poder de una mente abierta tiene un efecto directo sobre el mundo. Esto es así, pero sólo parcialmente. Los más entusiasmados se acercan a prácticas para incrementar y nutrir su interioridad, siguiendo una promesa de poder, pero una concentración profunda y solitaria todavía no enfrenta el problema de la comunidad y acercamiento a la conciencia otra. De ahí que la imagen sea adecuada al representar más de una conciencia y cree un pilar en ascenso en medio de los hablantes, en las palabras juntadas.
sábado, 9 de julio de 2016
Apuntes del día: un teatro, un show y un ignorante
1. El Teatro "La Libertad" está amenazado. Ese espacio me enseñó algunas cosas, una, que fue hecho con trabajo. De un sitio descuidado se hizo un centro de cultura, donde se entrenaron ciertas habilidades profesionales complejas pero especialmente se pulió la calidad humana. No se hizo de golpe, por supuesto, sino con perseverancia, a cachitos de vida. Fueron varios los que se sacrificaron y había además un pilar extraordinario que seguía señalando un rumbo. De ahí concluí en mis pensamientos dos cosas: el espacio público para la educación abierta puede ser cualquier espacio, aunque la transformación tenga que enfrentarse sobre la marcha a muchas resistencias derivadas de distintas clases de propiedad privada. También aprendí que los logros colectivos son minúsculos si se compara su alcance efectivo con la totalidad del mundo conocido y con todo que las personas hacen bien al aferrarse a ellos como puedan. La Gran Articulación, igual que la Gran Automatización, no es un aparato que se encienda o se apague con la acción intencional de un simple usuario.
https://www.facebook.com/abraham.oceransky/posts/10209872358788560
2. El periodismo producido en un modelo de gobierno como el nuestro es triste. Si me pregunto por la emisión de contenidos, no dejo de pensar en la oscuridad del criterio global ideal por un lado y en los modos de operación pervertidos por el mercado y su maquinaria de embrutecimiento de audiencias. El planeta entero no termina de polemizar o de replegarse, y sin embargo, no hay espacios efectivos para la deliberación pública y la realización ético política. Cuando recibí instrucción en lógica y discusión casi no se me dijo cómo era de omiso el mundo de la práctica a las pruebas de razón. Por tupido que esté el ambiente de mensajes, las emociones son una moneda de cambio ruin y no deja de alimentar el reinado del pasotismo (la fatiga dispersa a las subjetivaciones y se arruina la importancia de lo común), donde prosperan anomia, polarización, cabildos y capturas estratégicas. Mientras que el potencial técnico de nuestra cultura es exorbitante, nuestros pares son atenazados por ansiedades o neurosis. Un loco hace mala combinación con las armas, de ahí que se le prive de información crucial. Normalmente, no hay fuentes instituidas que sean fiables en la descripción de los hechos, sólo pequeños amigos, o bien, pequeños dechados que lanzan voces más o menos coherentes. ¿Quiénes tejen esas voces? El desempeño de Adela Micha, Carlos Marín Mtz. y Julio Hdz. "Astillero" muestra con claridad la imposibilidad de lograr objetividad desde el escenario televisivo (por causa de la política del uso de esa tecnología, por supuesto). Su trabajo no es una ocasión más para continuar la construcción de la observación y del consenso, nada de eso, lo que hacen se parece a un chaval lanzando unos guijarros, tratando de darle a algún panal, al que sea. El punto ahí es hacer vibrar de emoción a los portadores de la verdad, a saber, el ego de turno.
https://www.facebook.com/IXCHELWELT/videos/1152365728154881/
3. Las tendencias siguen siendo rechazadas por buena parte de su audiencia que, para autoafirmarse, tiene que imaginarse a sí misma y de modo personal por encima del problema. La subjetivación que recibe nueva información filtra automáticamente las incomodidades que ponen en entredicho su calidad humana. Esto podría ser descrito como una ceguera del consciente. Al corregir al ideólogo la singularidad normal está tapando una noticia real, no se percata que su condición concreta no es una noticia relevante. Chainsawsuit lo comenta con belleza en una tira cómica con motivo de las ejecuciones sumarias contra la población negra. Todo ese asunto me parece análogo al que experimentan los ecologistas, los feministas, los vegetarianos, los comunistas, los ácratas, los autonomistas y demás). También me recuerda a un dato que obtuve de Malcolm Gladwell: resulta que menos del 4% de los afroamericanos estadounidenses vive en condiciones óptimas para su desarrollo humano y puede hacer efectiva su movilidad social, de modo que si así lo desea puede empreder su carrera hacia el éxito. Es una escalera bastante estrecha. La mayoría absoluta está atrapada en problemas de salud, violencia, delito, falta de educación, racismo... Si se lee black lives matter y se contesta con all lives matter, se dice algo formalmente correcto pero irrelevante, pues se responde desfasado del contexto. ¿Quién lo hace? Un idiota, un pasota.
http://chainsawsuit.com/comic/2016/07/07/all-houses-matter-the-extended-cut/
https://www.facebook.com/abraham.oceransky/posts/10209872358788560
2. El periodismo producido en un modelo de gobierno como el nuestro es triste. Si me pregunto por la emisión de contenidos, no dejo de pensar en la oscuridad del criterio global ideal por un lado y en los modos de operación pervertidos por el mercado y su maquinaria de embrutecimiento de audiencias. El planeta entero no termina de polemizar o de replegarse, y sin embargo, no hay espacios efectivos para la deliberación pública y la realización ético política. Cuando recibí instrucción en lógica y discusión casi no se me dijo cómo era de omiso el mundo de la práctica a las pruebas de razón. Por tupido que esté el ambiente de mensajes, las emociones son una moneda de cambio ruin y no deja de alimentar el reinado del pasotismo (la fatiga dispersa a las subjetivaciones y se arruina la importancia de lo común), donde prosperan anomia, polarización, cabildos y capturas estratégicas. Mientras que el potencial técnico de nuestra cultura es exorbitante, nuestros pares son atenazados por ansiedades o neurosis. Un loco hace mala combinación con las armas, de ahí que se le prive de información crucial. Normalmente, no hay fuentes instituidas que sean fiables en la descripción de los hechos, sólo pequeños amigos, o bien, pequeños dechados que lanzan voces más o menos coherentes. ¿Quiénes tejen esas voces? El desempeño de Adela Micha, Carlos Marín Mtz. y Julio Hdz. "Astillero" muestra con claridad la imposibilidad de lograr objetividad desde el escenario televisivo (por causa de la política del uso de esa tecnología, por supuesto). Su trabajo no es una ocasión más para continuar la construcción de la observación y del consenso, nada de eso, lo que hacen se parece a un chaval lanzando unos guijarros, tratando de darle a algún panal, al que sea. El punto ahí es hacer vibrar de emoción a los portadores de la verdad, a saber, el ego de turno.
https://www.facebook.com/IXCHELWELT/videos/1152365728154881/
3. Las tendencias siguen siendo rechazadas por buena parte de su audiencia que, para autoafirmarse, tiene que imaginarse a sí misma y de modo personal por encima del problema. La subjetivación que recibe nueva información filtra automáticamente las incomodidades que ponen en entredicho su calidad humana. Esto podría ser descrito como una ceguera del consciente. Al corregir al ideólogo la singularidad normal está tapando una noticia real, no se percata que su condición concreta no es una noticia relevante. Chainsawsuit lo comenta con belleza en una tira cómica con motivo de las ejecuciones sumarias contra la población negra. Todo ese asunto me parece análogo al que experimentan los ecologistas, los feministas, los vegetarianos, los comunistas, los ácratas, los autonomistas y demás). También me recuerda a un dato que obtuve de Malcolm Gladwell: resulta que menos del 4% de los afroamericanos estadounidenses vive en condiciones óptimas para su desarrollo humano y puede hacer efectiva su movilidad social, de modo que si así lo desea puede empreder su carrera hacia el éxito. Es una escalera bastante estrecha. La mayoría absoluta está atrapada en problemas de salud, violencia, delito, falta de educación, racismo... Si se lee black lives matter y se contesta con all lives matter, se dice algo formalmente correcto pero irrelevante, pues se responde desfasado del contexto. ¿Quién lo hace? Un idiota, un pasota.
http://chainsawsuit.com/comic/2016/07/07/all-houses-matter-the-extended-cut/
martes, 16 de febrero de 2016
A propósito del sabio Gilles L.
Parece muy simple la actualidad descrita por él, pero ¿por qué vemos muchos confundidos al respecto? ¿Acaso no ha dicho claramente qué pasa? Apuesto por el no, por la zancada de la ideología, de la tecnología simbólica subyacente a la conciencia según crítica que predetermina sus diagnósticos y bloquea la transformación deliberativa. Desde luego hay cambios, pero fueron cedidos a la tesis de la mano invisible, a la deriva del llamado orden espontáneo, según el cual es concebido por y considerado con todas las piezas del rompecabezas en el enigma del mundo, incluidas las piezas extrahumanas. Se dice además que se trata éste de un modelo de estructuración y proceso perfectible tan noble que conviene no intervenirlo en su núcleo con nuestros caprichosos deseos humanistas de justicia, equidad y reducción del sufrimiento. Sé de algunos inspirados que le han llamado a eso la revolución de las máquinas, y se refieren a eso en tiempo pasado, a un hecho histórico consumado, no a un sueño apocalíptico que responde a sus deseos de destrucción del presente, de esta modernidad que se percibe notablemente torcida y sanguinaria.
No hay más comunes mediados en el hiperespacio ni hay más enlazados por la experiencia consciente. Por esto las siguientes herramientas de trabajo tendrán que levantar edificios básicos diseñados para la procreación de comunidades pendientes por aparecer, o de ser devueltas a su situación práctica y efectiva de su condición fantasmagórica. Muchos son los modos de expresar esto mismo, y habrá que desarrollarlos, pues el reto no es otro que el de enmendar la capacidad de encontrarnos entre la multitud de ignotos.
No hay más comunes mediados en el hiperespacio ni hay más enlazados por la experiencia consciente. Por esto las siguientes herramientas de trabajo tendrán que levantar edificios básicos diseñados para la procreación de comunidades pendientes por aparecer, o de ser devueltas a su situación práctica y efectiva de su condición fantasmagórica. Muchos son los modos de expresar esto mismo, y habrá que desarrollarlos, pues el reto no es otro que el de enmendar la capacidad de encontrarnos entre la multitud de ignotos.
lunes, 1 de febrero de 2016
La razón tras el telón no es un consuelo
Todo pasa por una razón. Así nos han dicho los entusiastas del cosmos. Desde luego, la razón no tiene necesidad de estar expresada en su forma más simple, no debe por fuerza ser una expresión sencilla que se pueda extraer de su soporte material y llegar a nuestro uso técnico casi sin pérdida. No obstante, sus manifestaciones son necesarias. La capacidad de distinguir patrones dentro de los seres en distintos movimientos contribuye a imaginar una y otra vez el orden. De modo que, sin importar nuestros desvaríos, aturdimientos, ensoñaciones y tantas otras afecciones que pesan al intelecto limpio, la atención nos permite encontrar hilos de sentido, razonamiento y coordenadas para mirar aquello que sucede como un heredero de las formas, una criatura intencionada o significativa. Pero esta condición racional se confunde todavía en el habla coloquial con las explicaciones reconfortantes, conocidas o por ser conocidas. El optimismo que abraza este habla parece desnudar el núcleo de la existencia, pero esconde bastantes razones. Dos de ellas merecen espacio en este apunte: una es la otra necesidad, a saber, la necesidad corporal de mantenerse laborando para subsistir, esta necesidad que no es estrictamente lógica sino sentipensante y en cierto modo subjetiva; si las razones ocultas estuviesen destinadas a ser reveladas para comunicar algo directo e importante a la persona, el resultado "no tiene sentido" no sería posible o sería un falso resultado formal, indigno de ser reportado. De aquí deriva la otra razón que los obtusos soterran: la naturaleza del misterio como situación que nos atenaza en dos modalidades, ya sea dándonos cuenta de la ignorancia o no teniendo noticia de ella, es decir que la razón detrás de los hechos puede mantenerse materialmente lejos de nuestra comprensión, y si bien las causas no son absolutamente incognoscibles, sí permanecen ajenas e inabarcables para momentos históricos en particular. Por esto, dicho sucintamente, la razón sin conocer no es necesariamente una esperanza, es un límite, y es sensato llevar creencias y aplicar políticas determinadas desde el "no se puede". Para los entusiastas, como sea, puede que convenga hacer explícita la forma detrás de lo recién dicho: "no se puede (todavía)."
domingo, 15 de noviembre de 2015
Cortar y desintegrar - Anagasear
Acción-reacción, premisa-consecuencia, un pensamiento simple está en marcha. Se especifica el evento uno, tras un lapso se habla del dos. Se sugiere desde la inferencia básica que uno y dos llevan una relación ordinal. La secuencia no es aleatoria. Nos dicen que la historia se tiene que conocer, que el lazo no es accidente. Dicen que ahí están los responsables, las claves de lo que sucede y sucederá. Pero uno no termina de leer los detalles, no termina de barrer el polvo, los sobrantes, las erratas, no termina tampoco de dialogar con lo que percibe.
Entonces la serpiente susurra sus cartas: "déjate llevar." Dice más: "lo que te ha sido arrebatado te será devuelto." O bien: "levántate contra el tirano." Además: "él no te quiere bien." En cierto modo el reptil es la legión y la multiplicidad emocional: "tu subordinación no le basta, te quiere exprimir toda riqueza, privarte de todo descubrimiento de valor." La estructura del mundo es tal que para sustentar el mito de la independencia demanda romper con las dependencias, anular los caminos y volver con la mirada aquello que se propuso ordenado como aleatorio.
Tú, yo, todos supuestos soldados de la anticonservación, somos prisioneros y aspiramos a partir el hechizo del mundo cerrado, fugarnos de la oxidación, dilatada, dolorosa, volvernos contrafácticos, contraintuitivos, contracontras. Incluso buscaremos caernos del caballo de la subversión. Pero, ¿podemos vencer al rival? ¿No somos la fuerza que contiene a los cambiantes por buscar trastocarlo todo? ¿No somos la piedra en su zapato, el codo en sus costillas?
Algunos mantras comunes: evita el compromiso porque es un engaño, un truco de privilegiados, escondidos detrás de la moral; evita la verdad porque puede ser falseada y ante todo hay que evitar nuestro equívoco, hay que impedir que nos tomen el pelo; evita todos los rollos serios, porque cualquier camino lleva al sueño y la ficción, porque no tenemos nada más que el goce, la carcajada, el cuerpo; evita el cálculo del tiempo porque no es constante, se puede explicar y expandir por pliegues, acelerar o capturar, mejor mira fotografías, fantasmas, puntadas de ingenio.
Pero escuchemos: si cada compañero es un ridiculizable, si cada semejante es un no acompañante. ¿Qué decisiones tomamos al fin? ¿Qué carácter dentro de todo ese estorbo nos volvió libres? Y si no podemos serlo de una y vez y para siempre, ¿que clase de actividad nos mantiene a flote, al borde de la creación y de la conservación de la dignidad?
Acción-reacción, premisa-consecuencia, un pensamiento simple está en marcha. Su vigencia es compuesta, por un lado la potencia pura, luego, una sombra del deber. Nada satisface. Todo se desbarata a medias, mientras se edifica, se falla. Mas no solamente hay polvo.
Entonces la serpiente susurra sus cartas: "déjate llevar." Dice más: "lo que te ha sido arrebatado te será devuelto." O bien: "levántate contra el tirano." Además: "él no te quiere bien." En cierto modo el reptil es la legión y la multiplicidad emocional: "tu subordinación no le basta, te quiere exprimir toda riqueza, privarte de todo descubrimiento de valor." La estructura del mundo es tal que para sustentar el mito de la independencia demanda romper con las dependencias, anular los caminos y volver con la mirada aquello que se propuso ordenado como aleatorio.
Tú, yo, todos supuestos soldados de la anticonservación, somos prisioneros y aspiramos a partir el hechizo del mundo cerrado, fugarnos de la oxidación, dilatada, dolorosa, volvernos contrafácticos, contraintuitivos, contracontras. Incluso buscaremos caernos del caballo de la subversión. Pero, ¿podemos vencer al rival? ¿No somos la fuerza que contiene a los cambiantes por buscar trastocarlo todo? ¿No somos la piedra en su zapato, el codo en sus costillas?
Algunos mantras comunes: evita el compromiso porque es un engaño, un truco de privilegiados, escondidos detrás de la moral; evita la verdad porque puede ser falseada y ante todo hay que evitar nuestro equívoco, hay que impedir que nos tomen el pelo; evita todos los rollos serios, porque cualquier camino lleva al sueño y la ficción, porque no tenemos nada más que el goce, la carcajada, el cuerpo; evita el cálculo del tiempo porque no es constante, se puede explicar y expandir por pliegues, acelerar o capturar, mejor mira fotografías, fantasmas, puntadas de ingenio.
Pero escuchemos: si cada compañero es un ridiculizable, si cada semejante es un no acompañante. ¿Qué decisiones tomamos al fin? ¿Qué carácter dentro de todo ese estorbo nos volvió libres? Y si no podemos serlo de una y vez y para siempre, ¿que clase de actividad nos mantiene a flote, al borde de la creación y de la conservación de la dignidad?
Acción-reacción, premisa-consecuencia, un pensamiento simple está en marcha. Su vigencia es compuesta, por un lado la potencia pura, luego, una sombra del deber. Nada satisface. Todo se desbarata a medias, mientras se edifica, se falla. Mas no solamente hay polvo.
martes, 20 de octubre de 2015
Sustitución de la curiosidad
"En parte por las enormes cantidades que conlleva, un contrato con el gobierno se vuelve virtualmente el sustituto de la curiosidad intelectual." (D.D. Eisenhower)
Entonces sucede que los 'gatos' dejan de morir y se acumulan y alcanzan el rango de plaga urbana. Una infestación de esta clase es doblemente mala, pues además de causar los típicos estragos de una población indeseable, se trata de alimañas a medias por las cuales no se debe sentir poca o ninguna simpatía. Es decir, no es correcto tratar de sofocar a todas estas criaturas por medio de procedimientos reflejos tales como la fumigación y el exterminio. Quizá estos pobladores puedan ser catalogados como espíritus grises, frívolos, vulgares o como corazones simples que han expulsado de sí la verdadera curiosidad, pero de ninguna manera el futuro inmediato se arregla clavando sus cabezas en nuestras estacas o labrando sus vidas en el muro de nuestro destino como vidas tomadas.
Esta situación describe sin lugar a dudas un conflicto prolongado, pero no es de ninguna manera el equivalente a una guerra. Guerras hay de muchas clases, pero lo descrito aquí es, cuando menos, una clase de paz, una marcada por el continuo esfuerzo y la confrontación, de cara a las consecuencias en el largo plazo de haber abandonado las dudas reales al momento de proceder en la invención del mañana.
Varias hebras quedan sueltas aquí. La más jugosa es la que señala la constitución de la curiosidad desde la renovación de los objetos, donde se encuentra el condicionamiento de la frescura, la audacia, el movimiento y el abandono de las cosas bastante manoseadas. No hay modo de garantizar la duda sobre las obras conocidas a medias (in saecula saeculorum), específicamente de aquellas con las tareas bien pulidas y puestas delante.
Entonces sucede que los 'gatos' dejan de morir y se acumulan y alcanzan el rango de plaga urbana. Una infestación de esta clase es doblemente mala, pues además de causar los típicos estragos de una población indeseable, se trata de alimañas a medias por las cuales no se debe sentir poca o ninguna simpatía. Es decir, no es correcto tratar de sofocar a todas estas criaturas por medio de procedimientos reflejos tales como la fumigación y el exterminio. Quizá estos pobladores puedan ser catalogados como espíritus grises, frívolos, vulgares o como corazones simples que han expulsado de sí la verdadera curiosidad, pero de ninguna manera el futuro inmediato se arregla clavando sus cabezas en nuestras estacas o labrando sus vidas en el muro de nuestro destino como vidas tomadas.
Esta situación describe sin lugar a dudas un conflicto prolongado, pero no es de ninguna manera el equivalente a una guerra. Guerras hay de muchas clases, pero lo descrito aquí es, cuando menos, una clase de paz, una marcada por el continuo esfuerzo y la confrontación, de cara a las consecuencias en el largo plazo de haber abandonado las dudas reales al momento de proceder en la invención del mañana.
Varias hebras quedan sueltas aquí. La más jugosa es la que señala la constitución de la curiosidad desde la renovación de los objetos, donde se encuentra el condicionamiento de la frescura, la audacia, el movimiento y el abandono de las cosas bastante manoseadas. No hay modo de garantizar la duda sobre las obras conocidas a medias (in saecula saeculorum), específicamente de aquellas con las tareas bien pulidas y puestas delante.
miércoles, 7 de octubre de 2015
Paliar hambre social
Una noticia, tal vez falsa, dice que Francia prohíbe a los mercados tirar en contenedores de basura comida todavía comestible. Obliga a establecer algún acuerdo con lo servicios de caridad...
No tengo idea de si debiera reglamentarse de ese modo en todo caso, quizá hay otros canales de distribución de los alimentos en cada localidad. Lo que sí entiendo, o sentientiendo, es que la comida desperdiciada representa nutrientes robados a terceros, a entidades que en su lucha diaria no pudieron llevarse nada a la boca. Además, se trata de nutrientes que para ser acondicionados a las exigencias humanas convencionales tuvieron que sacrificar de paso a otras vidas, múltiples y variadas.
El hambre no para. Era Crono y no Zeus el castrador, ese Hambriento siguió gestando su influencia sobre el mundo, desde las sombras del no reinado. No basta tener una alacena llena, una mesa llena, una barriga llena, siempre queda una hebra de la cual brota el desasosiego, la clara noción de que las reservas se agotan, que hay que seguir moviéndose, porque habrá desconcierto, se intuye que habrá una fuga de la suerte además de las deposiciones. ¿Qué hace falta para tener el hambre a raya? No vivir, ¿será lo justo? ¿Qué si descubriéramos que hay vida auténtica en una dimensión sin hambre? ¿Qué si el tirano primitivo hiciera las paces con sus hijos proveedores de las leyes y normas de los mortales?
No tengo idea de si debiera reglamentarse de ese modo en todo caso, quizá hay otros canales de distribución de los alimentos en cada localidad. Lo que sí entiendo, o sentientiendo, es que la comida desperdiciada representa nutrientes robados a terceros, a entidades que en su lucha diaria no pudieron llevarse nada a la boca. Además, se trata de nutrientes que para ser acondicionados a las exigencias humanas convencionales tuvieron que sacrificar de paso a otras vidas, múltiples y variadas.
El hambre no para. Era Crono y no Zeus el castrador, ese Hambriento siguió gestando su influencia sobre el mundo, desde las sombras del no reinado. No basta tener una alacena llena, una mesa llena, una barriga llena, siempre queda una hebra de la cual brota el desasosiego, la clara noción de que las reservas se agotan, que hay que seguir moviéndose, porque habrá desconcierto, se intuye que habrá una fuga de la suerte además de las deposiciones. ¿Qué hace falta para tener el hambre a raya? No vivir, ¿será lo justo? ¿Qué si descubriéramos que hay vida auténtica en una dimensión sin hambre? ¿Qué si el tirano primitivo hiciera las paces con sus hijos proveedores de las leyes y normas de los mortales?
lunes, 31 de agosto de 2015
Si fue el Estado...
Una respuesta breve (y dialógica) al hashtag #FueElEstado
Mi idioma heredó el deseo monárquico de dominación. Mi historia de traiciones, borrones y cacicazgos dictó mi sentido de heroísmo. Mi vecino hegemónico me ayudó a inventar una ilusión patriotera. Mis mensajes triunfalistas me hicieron narcisista. Mis poderes ordenaron que nunca nadie estuviera realmente en desacuerdo con el jefe, mientras derrocharon al por mayor la riqueza de las generaciones futuras. Mi espacio y mi reglas recortaron la imaginación y la legitimidad. Mis instituciones expulsaron la discusión de las calles y la equipararon a oponerse al desarrollo del país y a la amargura gratuita. Mi religión se volvió intocable por estar en una mera relación laica conmigo. Mi fama odiosa reproduce la anomia generalizada. Mis maestros enseñaron a obedecer y a estarse quieto, acostumbraron al pueblo al encierro y a los horarios obreros. Mi verticalidad fue la escuela de corrupción de incontables funcionarios y trabajadores. Mis sindicatos traicionaron los sueños de las clases medias. Mis niños-TLC conjuraron mayor diabetes, insuficiencia renal e hipertensión. Mis medios de información pactaron censurar y hacer manejable la miseria, nunca ayudar a resolverla. Mis comentaristas hicieron del odio a la diferencia un valor familiar. Mis reformas despojaron derechos a los ciudadanos y eliminaron procedimientos justos. Mis notas sensacionalistas criminalizaron a unos compas. Mis muros pintados disolvieron algunas protestas. Mis infiltrados me ayudaron a fichar a todos los rebeldes visibles. Mis agentes siembran la droga y las armas. Mis patrullas transportaron a los secuestrados. Mis negocios desaparecen gente y arraigan la ausencia. Mi organización disuelve la verdad. Mi terrorismo decapita, desolla o mutila personas. Mi bala mató al niño, a la embarazada, a los olvidados, a los ninguneados. ¡Cómo voy a conservar la calma y resguardarme temeroso, si #FuiYo, si #YoSoyElEstado!
¡Yo también pagué cada chingadera! Por eso pongo en pausa lo que debería ser mi vida, porque mi proyecto no atiende las emergencias del país. No soy parte de un puñado de alborotadores, soy el que queda, el residuo, aquel fuera de foco; #YoSoy132, el que llegó tarde, el que ahí estaba pero que no puso atención, la oveja pinta, ni blanca ni negra; soy el que llegó en parte por moda, en parte por ligue, en parte por convicción; el que está fuera del plan, pero que lleva, cual heraldo, la marca de la vida: la singularidad de ser irreductible y sustantivo.
P.D. Nada personal contra el HT. Un signo contiene el universo, pero también es un solo signo. No se callen, que todavía queda mucho por comentar en el extenso tejido del lenguaje.
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