jueves, 18 de marzo de 2010

Dinero provoca neurastenia

El dinero me provoca neurastenia... Trabajo y neurosis son dos perros pretextos de la debilidad. No hay disculpa. Uno es enclenque o simple porque no ha logrado hacerse de otro modo. Un solo nivel de dificultad tiene la vida, a pesar de las distintas fortunas, y muy a pesar de que algunos parezcan haber nacido sin estrella ni nada que les haga asible lo determinado. Cosas que sí hay son exclusión y olvido traidores. Estoicamente resisto que nada termine de irse aunque se haya presentado desde un comienzo como partiendo ["-¿y tú cuándo te vas?"], pero es insufrible eso otro, que se dictamine exclusión y que en una de las horas o tiempos cruciales no se sea consecuente, sino ingenuo e incluyente. Hacer de un yo aborrezco un mero yo aborrecí es un tipo sutil de traición, moralmente insignificante mas éticamente problemático. Nadie ha de entrar en estas palabras. Los perros ladran silencio. La canasta aquella está vaciada mientras que yo estoy bastante contento como para simular que mi sufrimiento instantáneo aunque recurrente tiene frutos jugosos. Remito, por inclinación a la existencia de los dechados de virtudes, a la hermosa imagen final de la tragedia de Zhang Yimou en La maldición de la flor dorada.