lunes, 16 de octubre de 2017

Burgueses

Hablar de burguesía es hablar de independencia económica.
Aspiración de casi todos porque se opone al autoritarismo,
Vuelve los sueños realidad y a las familias cumplidas.
Pero hay que revisar qué queremos decir hoy,
Porque entre tanto sentido u ofendido, burgués ya denosta,
Y si la injuria no describe, ¿para qué persistir en el daño?

La burguesía en sus inicios prometía veleidades,
Repartía, por un precio, maravillas de otras tierras,
Daba forma a tantas modalidades de la materia,
Probaba en fin variedad de jugos que regala el planeta
A sus hijos.

La burguesía fue la campeona que derrocó al Antiguo Régimen.
Contaba con riqueza y redujo reinos enteros a simples deudores.
Comercio obligatorio y bellezas en circulación, con el tiempo,
Transformaron a monarcas en un mal chiste de identidad.

Aunque son héroes del pasado, produjeron estructuras universalistas
Que llevaban impreso su propio carácter: Iluminismo e Imperialismo.
Las Repúblicas modernas fueron y siguen siendo burguesas.
Las revoluciones que las hicieron posibles fueron burguesas.
El sistema político económico capitalista era especialmente burgués.
La cultura liberal y secular también era burguesa.

Tanto aburguesamiento enfermó a la civilización monolitíca, endogámica.
Toda la libertad individual para que se busque el propio interés;
Toda la igualdad ante la ley para que el imperio sea inapelable;
Toda la tecnología para que la razón se imponga sobre la naturaleza;
Toda la felicidad para que las innovaciones sean bien recibidas.

¿Pero no se refiere hoy la burguesía a una clase social alta?
Ser burgués no significa ser de los ricos o de los pobres del país,
Aunque es importante dejar los extremos hasta cierto punto.
Ciertamente lo burgués se tiene en elevada estima, porque
Muy en alto ponemos a aquellos que pueden decidir su propio destino.

No obstante la independencia económica tiene sus negligencias.
Acredita para movilizar a terceros y para salvaguardarse
De políticas particulares inconvenientes, lo sabemos.
Pero también es la cuna del fetiche más horrendo:
Creer que el dinero es una encarnación de la diosa Riqueza,
La Madre.

"Soy independiente" es la conciencia burguesa más básica,
De aquí brotan la identificaciones y proyecciones siguientes:
Soy comerciante, soy empresario, soy creativo, soy ciudadano.
Mis mercancías, mis derechos, mi libertad, mi privacidad.
El Estado es un Patriarca comerciante, sus enmiendas son productivas,
Su derecho es garante del dinero, Su ser humano es su hijito burgués.

Lo Otro es tildado de espurio, aunque eso nunca quede demostrado.
Las repúblicas decrépitas cayeron en anomia y transnacionalismos,
Las revoluciones se volvieron imposibles y cada una fue condenada
En favor del "orden público"; pocas políticas son más inoportunas.
¿Qué orden protegen? El de propiedad privada, sociedad estratificada
Y división de poderes. ¿Llaman orden a la incomunicación sistémica?

Cultura burguesa rápida de "hamburguejas al vapor", ofrece bastante
Para reírse del absurdo general y perder la posición de las estrellas
Por suplantación raquítica, inverosímil además de fraudulenta.
En esas condiciones demanda negocio y ocupación permanentes;
Si el ocio es inmoral, presumo la productividad providencial.

No hemos terminado de caer. Nuestra muerte, segura, se pospone.
Hay compras por hacer: trabajos que inventar, trabas que colocar,
Triturados que esconder, robots que acorralar, obreros que desangrar,
Personas que acusar de demencia: fabricarlas muertas o matarlas.