domingo, 10 de julio de 2016

Dos historias sobre el ascenso meditativo

Una es la historia de la estética. En la narración que tengo de los conceptos que establecen las condiciones de la percepción y la normativa de la imagen, hay una gran hueco que me deja mirando temas asociados en principio pero separados por distintas brechas: veo el uso de los colores brillantes de los primitivos de América, de África, de la Asia hoy súper poblada; veo aparte el mercado pseudorientalista que ha imbuido de exoticidad o de presunta espiritualidad baratijas del capitalismo y que han contribuido a la conformación de una aspiración a la paz; veo a varios sabios y gurus como equivalentes prácticos de muchos padres cristianos que han hecho de la búsqueda por la unidad una empresa más con fines lucrativos, falsos guías para falsos seguidores. Estos tres asuntos bien distinguidos por la experiencia beben sin embargo de un mismo cuerpo de agua. Es demasiado vago mi saber sobre esas aguas para darle una forma que explique el origen de los otros tres grupos de seres. ¿Cuál es la flora y la fauna que prospera ahí? Sé de su existencia porque he seguido parte del cause del manantial de la estética, y a éste lo conozco por algunas cavernas de la axiología y de la metafísica que he visitado.

La segunda historia que recuerdo es la historia del alma. Hace mucho, cuando las personas eran más conscientes de su actitud mágica y espiritual, no había un claro binomio entre cuerpo y alma. El dualismo sobrevino con el desarrollo del pensamiento abstracto, con los conceptos mecanicistas y la modernidad. El destierro de los temas inexplicables del alma de la luz de la razón práctica y la fascinación por la predictibilidad material tuvo efectos importantes sobre la percepción equilibrada de los seres del mundo. La cultura del pensar fue predominante y se asignó a la cabeza cualidades divinas de creación antes que de objeto creado. Aquellos que entendieron que la cabeza era otro cuerpo natural trataron de verla como un producto que se trabaja, pero no dejaron de asumir que también era un origen divino de realidad y atizaron con ello la perspectiva individualista. Según este relato, saber la esencia con el poder de una mente abierta tiene un efecto directo sobre el mundo. Esto es así, pero sólo parcialmente. Los más entusiasmados se acercan a prácticas para incrementar y nutrir su interioridad, siguiendo una promesa de poder, pero una concentración profunda y solitaria todavía no enfrenta el problema de la comunidad y acercamiento a la conciencia otra. De ahí que la imagen sea adecuada al representar más de una conciencia y cree un pilar en ascenso en medio de los hablantes, en las palabras juntadas.

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