jueves, 28 de enero de 2010

Todos tenemos poder

Sin dominación de todas las materias y de todos los materiales no hay futuro para la teorización básica y primera. No obstante se teoriza y se propone fundamentos para las cosas, nuestras cosas de la comunidad. Se propone y se escucha, todo en el orden imperfecto de la existencia, porque es preciso aplicar, solucionar, atender, reformar y también revolucionar. Las vidas humanas futuras y temblorosas son la divina raiz que ha desarrollado a la criatura llamada criterio pragmático. Porque nuestra duración es limitada y porque vemos al mal entre los momentos supuestos como objetivamente posible, o peor, probable, algunas mentes finitas se empeñan pacientes en la teorética, pese a la existencia. A este mito lo comprendemos como teorización práctica, el cual consiste en la reducción de las cualidades del azar a un grupo ordenado (el código concebido) aprehensible para la conciencia puérpera, diseñadora, liberada, atípica, rebelde, heroica. El concepto resultado no tendrá ningún valor -no importa el esfuerzo o la vida invertida- si esta conciencia creadora no tiene suficientes y detectables similitudes entre su propio modelado y el de las demás conciencias que supuestamente acogen y adoptan al grupo de conceptos producidos o código pragmático-derivado propuesto. Para la buena fortuna de las conciencias creadoras -quizá sobre todo en el caso de las creadoras- y de los espíritus religiosos, no hay motivos, demonios o revelaciones que indiquen que los modelos de las conciencias son únicos en toda su amplitud, sino que al contrario los ángeles señalan que las formas de datos o sistemas que componen la retícula de la conciencia son amadas en lo general y encontrables entre una conciencia y otra.