domingo, 15 de noviembre de 2015

Cortar y desintegrar - Anagasear

Acción-reacción, premisa-consecuencia, un pensamiento simple está en marcha. Se especifica el evento uno, tras un lapso se habla del dos. Se sugiere desde la inferencia básica que uno y dos llevan una relación ordinal. La secuencia no es aleatoria. Nos dicen que la historia se tiene que conocer, que el lazo no es accidente. Dicen que ahí están los responsables, las claves de lo que sucede y sucederá. Pero uno no termina de leer los detalles, no termina de barrer el polvo, los sobrantes, las erratas, no termina tampoco de dialogar con lo que percibe.

Entonces la serpiente susurra sus cartas: "déjate llevar." Dice más: "lo que te ha sido arrebatado te será devuelto." O bien: "levántate contra el tirano." Además: "él no te quiere bien." En cierto modo el reptil es la legión y la multiplicidad emocional: "tu subordinación no le basta, te quiere exprimir toda riqueza, privarte de todo descubrimiento de valor." La estructura del mundo es tal que para sustentar el mito de la independencia demanda romper con las dependencias, anular los caminos y volver con la mirada aquello que se propuso ordenado como aleatorio.

Tú, yo, todos supuestos soldados de la anticonservación, somos prisioneros y aspiramos a partir el hechizo del mundo cerrado, fugarnos de la oxidación, dilatada, dolorosa, volvernos contrafácticos, contraintuitivos, contracontras. Incluso buscaremos caernos del caballo de la subversión. Pero, ¿podemos vencer al rival? ¿No somos la fuerza que contiene a los cambiantes por buscar trastocarlo todo? ¿No somos la piedra en su zapato, el codo en sus costillas?

Algunos mantras comunes: evita el compromiso porque es un engaño, un truco de privilegiados, escondidos detrás de la moral; evita la verdad porque puede ser falseada y ante todo hay que evitar nuestro equívoco, hay que impedir que nos tomen el pelo; evita todos los rollos serios, porque cualquier camino lleva al sueño y la ficción, porque no tenemos nada más que el goce, la carcajada, el cuerpo; evita el cálculo del tiempo porque no es constante, se puede explicar y expandir por pliegues, acelerar o capturar, mejor mira fotografías, fantasmas, puntadas de ingenio.

Pero escuchemos: si cada compañero es un ridiculizable, si cada semejante es un no acompañante. ¿Qué decisiones tomamos al fin? ¿Qué carácter dentro de todo ese estorbo nos volvió libres? Y si no podemos serlo de una y vez y para siempre, ¿que clase de actividad nos mantiene a flote, al borde de la creación y de la conservación de la dignidad?

Acción-reacción, premisa-consecuencia, un pensamiento simple está en marcha. Su vigencia es compuesta, por un lado la potencia pura, luego, una sombra del deber. Nada satisface. Todo se desbarata a medias, mientras se edifica, se falla. Mas no solamente hay polvo.