lunes, 20 de abril de 2009

Recuerdo

Todos los días 20 y los días 7 de cada mes son difíciles para mí. Me conmueven. Siento que algo remueven, como si lavaran. Quedo distinto, y bastante perturbado, después de ellos porque son días de conmemoración. En ellos recuerdo mi vulnerabilidad, mi imposibilidad de permanecer... y extraño. Resistir el cambio es una cualidad que no comparto con aquello que tanto amo. Yo sufro mientras que lo que adoro se mantiene inmaculado. Por fortuna, ese objeto de amor puro no es exclusivista, no me exige un modo selectivo o marginante de vida, no me reviste de gravedad y desprecio hacia otros espacios que bien pudieran acoger amor, espacios que, ciertamente, se tornan amables y apacibles con ayuda de los dones y el esfuerzo.

Hoy recibí un regalo de un amigo al que conocí brevemente en este período escolar. Cada vez me queda más claro el despegue que realizo hacia una todavía inconmensurable e indefinible propuesta filosófica. Dejo una foto del presente que me hizo con dos propósitos, uno, para mostrar un ejemplo de cómo irá concretizándose mi tesis filosófica, a través de la trasmutación de la identidad personal y de la unidad de la conciencia (noten cuál es el autor del texto), y otro, tal vez protocolario pero bastante lindo, el de hacer constar el agrado con el cual he recibido este presente. Gracias, amigos.


Quisiera disculparme por el pudor y el tiempo que me toma (o me hace falta para) hablar de mí, un hombre convencido de la inexistencia o bien de la irrelevancia del autor y de la definición del hombre detrás de las ideas. Los hombres son textos, pero los hombres que escriben no son el texto que producen a modo de obra, son textos para la restancia, algo con el escaso título de un nombre o de una definición legal, siempre llevados por su ausencia de punto final. Hasta la muerte... momento en que la nada nos sugiere suponer un punto final... pero nada lo asegura.

Ah... quisiera tener la oportunidad de tomar una vez más una taza de té contigo. Quisiera explorar tu mirada y comprender que nada te falta, y que los dos, pese a que estamos, andamos colmados de bendiciones... y contemplamos...

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