Genio furioso extraviado
Quedé asombrado al encontrarme con este texto que había hecho hace ya algún tiempo. Es de entonces que era un hombre feliz pero muy estresado, de cuando estaba al borde de la enfermedad y necesitaba ayuda; al final de cuentas me alcanzó la desesperanza, sí enfermé y enloquecí un poquillo. No está de más decir que el texto me gustó, que no lo recordaba y que creo que rebasa en varios sentidos lo que actualmente soy. Afortunadamente pienso que ya estaba terminado, que sólo le faltaba ser guardado en su justo lugar. Recuerdo que fue antes de leer a Walter Benjamin. Lo transcribo aquí:
Quedé asombrado al encontrarme con este texto que había hecho hace ya algún tiempo. Es de entonces que era un hombre feliz pero muy estresado, de cuando estaba al borde de la enfermedad y necesitaba ayuda; al final de cuentas me alcanzó la desesperanza, sí enfermé y enloquecí un poquillo. No está de más decir que el texto me gustó, que no lo recordaba y que creo que rebasa en varios sentidos lo que actualmente soy. Afortunadamente pienso que ya estaba terminado, que sólo le faltaba ser guardado en su justo lugar. Recuerdo que fue antes de leer a Walter Benjamin. Lo transcribo aquí:
¿Puede algo hueco guiar nuestro camino? Cuando algo está hueco y se abre no encontramos nada dentro. Pero podría ocurrir que eso que no encontramos sea justamente lo que no deseamos o no podemos ver. ¿Cómo encontrar algo así, que o bien no se quiere o bien no lo podemos tomar? Puede ocurrir que no lo deseamos y no lo encontramos, ¿es eso indeseable? Y si no lo vemos, ¿es indeseable?
Qué odiosa situación.
Los caminos cerrados son una realidad, y los abiertos, a la luz de la razón, son atinados o errados, a veces, para los más aptos caminantes, el misterio de nuestra participación.
No necesitamos titubear, nada significativo supone no tener de esto respuesta racional. Basta responder llevados de la mano divina. La naturaleza no ha sido purificada, los dioses han de ocupar su lugar en la actualidad.
No seamos torpes, no caemos por no saber, caemos porque nos tocaba caer. No seamos tontos, no caemos por el destino, caemos porque no sabiamos andar entonces.
Saber y padecer, modos de ser, modos de existir. ¿Cabe otra ontología? ¿No será acaso que estamos engañados bajo las categorias ontológicas actuales como historicidad y lingüisticidad? ¿Por qué la realidad no debería tener algún grado de formalidad? ¿Acaso no podemos, no estamos capacitados, para encontrar la unión, el pacto entre nuestro querer, nuestro hacer y nuestro no hacer ni querer? La realidad debiera ser mucho más simple y sintetizada, ¿por qué no puede ser de otro modo la actual? Estoy pensándolo porque es digno de ser pensado, no porque esto sea superfluo. Creo en la posibilidad, dénme la oportunidad de la duda, de la pasión y la rebelión, de la caída de ángeles rebeldes, de los mostruos oscuros y caóticos.1º de julio de 2007
1 comentario:
He recordado por qué escribí estas palabras. Mi amor por el Ser me tenía motivado a rascar desesperadamente profundidades fuera de toda expresión lingüística. Fue un experimento fallido, mas la intuición originaria es buenísima. Estaba muy enamorado y no sólo del Ser... por ello me esforzaba en encontrar una expresión de verdad positiva y concreta...
La escritura proporciona unos encuentros y desencuentros interesantísimos.
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