"En parte por las enormes cantidades que conlleva, un contrato con el gobierno se vuelve virtualmente el sustituto de la curiosidad intelectual." (D.D. Eisenhower)
Entonces sucede que los 'gatos' dejan de morir y se acumulan y alcanzan el rango de plaga urbana. Una infestación de esta clase es doblemente mala, pues además de causar los típicos estragos de una población indeseable, se trata de alimañas a medias por las cuales no se debe sentir poca o ninguna simpatía. Es decir, no es correcto tratar de sofocar a todas estas criaturas por medio de procedimientos reflejos tales como la fumigación y el exterminio. Quizá estos pobladores puedan ser catalogados como espíritus grises, frívolos, vulgares o como corazones simples que han expulsado de sí la verdadera curiosidad, pero de ninguna manera el futuro inmediato se arregla clavando sus cabezas en nuestras estacas o labrando sus vidas en el muro de nuestro destino como vidas tomadas.
Esta situación describe sin lugar a dudas un conflicto prolongado, pero no es de ninguna manera el equivalente a una guerra. Guerras hay de muchas clases, pero lo descrito aquí es, cuando menos, una clase de paz, una marcada por el continuo esfuerzo y la confrontación, de cara a las consecuencias en el largo plazo de haber abandonado las dudas reales al momento de proceder en la invención del mañana.
Varias hebras quedan sueltas aquí. La más jugosa es la que señala la constitución de la curiosidad desde la renovación de los objetos, donde se encuentra el condicionamiento de la frescura, la audacia, el movimiento y el abandono de las cosas bastante manoseadas. No hay modo de garantizar la duda sobre las obras conocidas a medias (in saecula saeculorum), específicamente de aquellas con las tareas bien pulidas y puestas delante.
martes, 20 de octubre de 2015
miércoles, 7 de octubre de 2015
Paliar hambre social
Una noticia, tal vez falsa, dice que Francia prohíbe a los mercados tirar en contenedores de basura comida todavía comestible. Obliga a establecer algún acuerdo con lo servicios de caridad...
No tengo idea de si debiera reglamentarse de ese modo en todo caso, quizá hay otros canales de distribución de los alimentos en cada localidad. Lo que sí entiendo, o sentientiendo, es que la comida desperdiciada representa nutrientes robados a terceros, a entidades que en su lucha diaria no pudieron llevarse nada a la boca. Además, se trata de nutrientes que para ser acondicionados a las exigencias humanas convencionales tuvieron que sacrificar de paso a otras vidas, múltiples y variadas.
El hambre no para. Era Crono y no Zeus el castrador, ese Hambriento siguió gestando su influencia sobre el mundo, desde las sombras del no reinado. No basta tener una alacena llena, una mesa llena, una barriga llena, siempre queda una hebra de la cual brota el desasosiego, la clara noción de que las reservas se agotan, que hay que seguir moviéndose, porque habrá desconcierto, se intuye que habrá una fuga de la suerte además de las deposiciones. ¿Qué hace falta para tener el hambre a raya? No vivir, ¿será lo justo? ¿Qué si descubriéramos que hay vida auténtica en una dimensión sin hambre? ¿Qué si el tirano primitivo hiciera las paces con sus hijos proveedores de las leyes y normas de los mortales?
No tengo idea de si debiera reglamentarse de ese modo en todo caso, quizá hay otros canales de distribución de los alimentos en cada localidad. Lo que sí entiendo, o sentientiendo, es que la comida desperdiciada representa nutrientes robados a terceros, a entidades que en su lucha diaria no pudieron llevarse nada a la boca. Además, se trata de nutrientes que para ser acondicionados a las exigencias humanas convencionales tuvieron que sacrificar de paso a otras vidas, múltiples y variadas.
El hambre no para. Era Crono y no Zeus el castrador, ese Hambriento siguió gestando su influencia sobre el mundo, desde las sombras del no reinado. No basta tener una alacena llena, una mesa llena, una barriga llena, siempre queda una hebra de la cual brota el desasosiego, la clara noción de que las reservas se agotan, que hay que seguir moviéndose, porque habrá desconcierto, se intuye que habrá una fuga de la suerte además de las deposiciones. ¿Qué hace falta para tener el hambre a raya? No vivir, ¿será lo justo? ¿Qué si descubriéramos que hay vida auténtica en una dimensión sin hambre? ¿Qué si el tirano primitivo hiciera las paces con sus hijos proveedores de las leyes y normas de los mortales?
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