domingo, 29 de junio de 2008

Amores macabros (de niños y tecnociencias)

Teoricemos para luego ponderar qué es lo que hay que hacer.

Nuestra relación con la ciencia y la técnica, esto es, con nuestros saberes y herramientas, es, ante todo, una relación de poder y control; de incidencia en y desde el mundo. Supone un orden temporal, un representarse a sí sin el poder en un primer momento y un representarse a sí con ese poder en un segundo momento. Es un empoderamiento y a la vez un amor irrenunciable. ¿Pero no es acaso un amor ciego todo amor irrenunciable?

Miremos a los regios, que son como todos los hombres. Su pasado es la infancia, la vulnerabilidad e ignorancia, y su futuro son las máquinas y grandes construcciones, ese manto de modernidad y desarrollo, el porvenir es esa fuerza. ¿Será que deseamos que la niñez quede en el pasado o sólo que la propia, la debilidad de uno solo y de nadie más, sea la que quede en el pasado? Claro que es lo segundo. Y si hay que conservar el equilibrio del orden temporal, preguntamos: ¿cómo habrá más pasado si el yo-vulnerable tiende a la desaparición? Pues con otros niños, niños que no son uno mismo, que son más frágiles que uno que ya no es niño. Gracias a que luego del empoderamiento hallamos alteritas más débiles es que anhelamos saber, no hay poder perfecto si no sirve para controlar, para domeñar o poseer. Y hay siempre otros-niño porque hay enamoramientos, porque hay amorosos, pero son amadores no ciegos, son amantes de otro cosmos; son torpes que abandonan el régimen del poder, del saber por saber, que se apartan de la imperiosa orden de los ciegos: saber siempre más que tú.
La imagen fue tomada del proyecto Estadio Internacional Monterrey
29 de junio de 2008

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, Zeyrus

Lo que parece que quisieron decir es que el horno 3 es el pasado, y los niños el futuro.

Enrique dijo...

Sí, en parte tienes razón Emeletius, me gusta escucharlo así; pero también tengo esta otra comezón por escuchar justo lo que no me gusta escuchar, por enfrentar mis temores.

Me parece una buena señal que la primer reacción al escrito sea la de ir en contra de él.

Unknown dijo...

Hola, Zeyrus

Si quieres decir que mi comentario iba en contra de tu escrito, debo negarlo, a menos que resaltar un hecho sobre lo que está escrito en la fotografía sea ir contra lo que escribiste.
Dado lo que acabas de decir, se me ocurre que no quisiste serle fiel a lo que dicen sobre la fotografía. Eso, por supuesto, no le resta valor a tu reflexión.

Saludos