jueves, 19 de julio de 2007

Intereses preliminares a futuras investigaciones

No puedo abundar por el momento en el tema específico de mi investigación, antes bien son muchos los temas que me tienen tratando de determinar qué investigación realizar en lo sucesivo. Conceptos y temas como apertura, sistema, intersubjetividad, lenguaje, sentido, formalidad, identidad, diferencia, fenómeno, finalidad, poder, padecimiento, valor, bienestar, vida, necesidad, permanencia, devenir, sabiduría, prudencia, trasgresión, metáfora, finitud, eternidad, tiempo, mística o metafísica, no puedo apartarlos de lo que considero muy importante en la reflexión, pero entiendo que tratarlos debidamente no puede hacerse en pocos años de trabajo filosófico. Puedo referir, sin embargo, a las inquietudes que van perfilando ya mis futuras investigaciones y trabajos bajo los siguientes términos: lo divino y lo mítico. Probablemente el punto principal es lograr que estos dos términos entren en relación con la actividad metafísica contemporánea.

He notado desde mi limitado acercamiento a la filosofía que lo divino se haya encarcelado por el estudio fenomenológico de las religiones como fenómenos sociales. Al contrario de estos estudios, me inclino por abordar el asunto de lo divino y la divinidad desde el punto central de todo fenómeno, como una potencia creadora o cuando menos, como un motivo para brotar sentido, hacer emanar algo diferente, acaso el devenir mismo (y esto es importante, siempre “acaso el devenir mismo”). Esto trataría de afirmar lo siguiente: que el fenómeno y lo divino se relacionan por sinonimia, con sus respectivos matices que los distingan en el análisis, pero que sean, en un sentido elemental, lo mismo. Si lo divino es un fantasma, y los fantasmas son la evidencia de una inadecuación entre nuestra intelección y la realidad, algo me insta a pensar en la urgencia de buscar una unificación de sentido en nuestros actos y pretensiones de aproximación entre el intelecto y la realidad; es decir, saber por qué vale la pena decir algo semejante a la formalidad de lo real. En mi ignorancia histórica, me atrevo a pensar que al menos desde occidente, no podría ser este agente unificador, cosa distinta que lo divino, que el límite de lo racional, y con esto, muy posiblemente de lo comunicable.

Por otra parte, está el mito y lo mítico, noción que me parece básica para deconstruir los prejuicios comunes en torno a lo divino y a los dioses. Actualmente lo divino en nuestra época refiere estereotípicamente a los dioses en las distintas culturas, al rasgo de aquello que participa de Dios, a lo sublime, a la fe, las religiones o a la teología. Afirmar que lo divino es el fenómeno, bajo el tamiz de estos prejuicios me haría parecer un panteísta que no quiere religiones. Pero no estoy simplemente defendiendo un panteísmo laico, sino discutiendo la ontología y la participación de lo divino en ella. Y cuando hablo de la participación de lo divino en la ontología hablo de una analítica que, aunque siempre discutible, tenga un gran poder de convencimiento y evidencia en cuanto a que los dioses son reales. Que los dioses están presentes desde que no podemos racionalizar todo el conjunto de la exterioridad debe verse lo más claro y distinto que sea posible, ha de trastocar nuestro sentido de hacer ciencia o producir conocimiento. La tarea es ambiciosa, y ciertamente requiere de tratarse como un megaproyecto que comenzar desde tareas e investigaciones más específicas.

El mito y la deconstrucción es algo que no tengo suficientemente claro, pero habla de los campos semánticos y su rasgo de apertura, de su posibilidad de ampliación y su posibilidad de reducción. Desde la categoría de la lingüisticidad en el tiempo, podemos pensar que, en efecto, lo que llegamos a afirmar como “el todo”, pueden en algún punto mostrarse menor o inferior que sus partes. Este cambio que pone en peligro a la comunicación y su lógica puede permitirnos llegar a otras conclusiones de gran fertilidad intelectual y vital. En este sentido, el mito es algo diferente a un engaño o a lo no racional, más bien lo veo como un relato, una narración… Probablemente tengamos que replantearnos el origen de la filosofía y atenuar todavía más la separación entre mito y filosofía. Me interesa mucho indagar si no se trata de la etiqueta o el “significante” de lo real, el elemento que ejecuta toda metafísica. Si fuera este el caso la aparición de los dioses en el discurso filosófico sería mucho más sencilla, dada la relación de estos con los mitos.

Sin pretender sacar conclusiones tempranas y equívocas, sólo ilustrar las intuiciones o concepciones que tengo al respecto de lo divino y lo mítico, pienso que tendría este estudio las siguientes aplicaciones, y de ahí su pertinencia. En primer lugar, nos hablaría de una ampliación de “lo divino”, que sería nodal para establecer algunas conciliaciones entre pensamientos en confrontación, específicamente entre el dogma y ciertas proposiciones de carácter científico filosófico. En segundo lugar, se lograría un planteamiento que mantendría a la filosofía en constante relación con el arte y la poiésis, dado que lo divino en su perfección es la primicia de la belleza en su sentido platónico, una puerta a la verdad y a lo real (un rescate quizá de la estética que no es filosofía del arte). Como tercer punto, pensaría que algunas doctrinas como la hermenéutica podrían fortalecerse en sus preceptos ontológicos.

Cabe señalar, antes de proponer líneas de trabajo o investigaciones, que todo esto que planteo está en el marco de la intersubjetividad. El problema último que quisiera resolver, al menos en lo personal, versa sobre la incomunicabilidad y la posibilidad de que la institucionalización o racionalización de dos pensamientos distintos homogeneicen un punto específico, lleguen a un acuerdo real, efectivo e incuestionable. Cómo dos seres pensantes y distintos pueden interiorizar algo común y tener la convicción, pese a futuras vicisitudes, que han decidido libremente lo mismo. Esto lo entiendo como una mística ya no entre el interior de la persona y la superior divinidad, sino entre dos personas cara a cara, un puente milagroso entre dos interioridades. Si tal enlace es rigurosamente demostrado imposible, por medio de los dioses, cedería a toda relación de igualdad y compromiso humano, desde luego, que no lo creo así.

Tengo alguna raíz de mis inquietudes en filósofos españoles como Unamuno, Ortega, Zambrano y Marías; también en clásicos como Anaximandro, Heráclito, Demócrito, Platón y Aristóteles; en otros antiguos como Plotino, san Agustín, Maimónides, san Bernardo, Duns Scoto; en la mística o pensamiento divergente de Erígena, Nicolás de Cusa, Eckhart y Pascal; encuentro cierta afinidad por los modernos Spinoza, Schopenhauer, Peirce, Husserl, Heidegger, Wittgenstein y Gadamer. Lo poco que sé de filosofía contemporánea y actual, me ha acercado a la lectura, y varias veces sólo interés, por desgracia, de filósofos como Luis Villoro, Ramón Xirau, Gabriel Marcel, Herbert Marcuse, Enrique Dussel, Xavier Zubiri, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jacques Derrida y Mauricio Beuchot. A todos estos les debo gran parte de mis inquietudes.

5 comentarios:

mctelloli dijo...

Hola, me parece interesante tu idea de comunicación, como una convicción entre dos personas. Alguna vez sucedió -o sucederá- cuando otras palabras, en otra boca eran las nuestras, claro, antes de decirlas.
A veces, cuando sucede algo en común, recuerdo que Pessoa, uso éstas palabras de un dialogo quizá como llave o algo muy distinto: un nuevo Dios es una palabra -o un nuevo sonido- No busques ni tampoco creas: todo está oculto.

Saludos Zeyrus

ps. te invito a jugar

LA CARICATURA EXISTENCIALISTA dijo...

hablando de deconstrucción, podrá Tito deconstruirse en sus opuestos equivalentes? existir, no existir, que significa eso para una caricatura? saludos de Tito!

Anónimo dijo...

Tienes imágenes muy cachondas, jaja,
salu2.

Agata dijo...

Lo mejor el dueño del blog.Bueno lo que dices también es interesante.Je,je...Gracias por pasar por el blog donde participo.Ya he visto que lo has puesto como enlace.Gracias,amigo bloguero.En el mío tienes tu casa.Saludos del sur de España.

Enrique dijo...

Sus observaciones son agraciadas y oscuras a la vez, creí que las entendería si leía una y otra vez sus comentarios en distintos días, pero no, todavía no sé responderles. Gracias por el pensamiento, el comercial, los saludos y el piropo.