viernes, 18 de marzo de 2011

No es aquí ningún performance

Si la expresión no comunicativa es una posibilidad, el significado de la no-comunicatividad ha de estar, siquiera, a salvo. ¿Estamos atados a la significatividad de esta anomalía de la comunión y figura contraria a la condición abierta y dinámica de roles inherente a la acción comunicativa?

Es útil la empresa de no expresarle algo a otro, mientras dos milagros precedentes hayan tenido lugar: primero, que uno haya recibido adiestramiento en cuanto a las reglas de explotación, y segundo, que uno haya captado el núcleo fundamental de aplicación de estas formaciones generales para la acción. Sano es el amor de las madres. Y aunque no todas las madres son amorosas, tampoco es éste el desideratum ideal.

Podemos eludir todos los giros; los turnings, como las revoluciones, son viejas obras de una política y una historia a todas luces sospechosas, los representa principalmente el alien. Son una rareza de un vejestorio todavía más caprichoso y amorfo de discursos enmohecidos, ennegrecidos hasta lo irreconocible, injustificados y confusos, sistemas que aunque habitables rayan en absurdos cuyo primer efecto es no comunicar noticia alguna, sino rebotar la atención dirigida de su supuesta audiencia hacia sus propios adentros, para que éstas se hallen, de nueva cuenta, frente a la dificultad de la suversión de las estructuras y de los sistemas desde el no-criterio, para mirar una vez más la ruptura general y las posibles medidas provisorias, sin identificar en ellas tradición glocal ni mensurabilidad funcional. Por decir poca cosa, la forma construida singular no mola, proponer ya no vale por sí mismo, y no brillará de ninguna manera -¿o con ninguna madera?-; no podrá tampoco ser inmolado ni aprovechado en su destrucción por cualesquiera otros canales porque estará sujeto a la imposibilidad histórico-fáctica de la trasgresión, será un objeto más en el espacio del que no se sabe uno deshacer, un memento de la mala vida que nos hemos destinado, desgracia que será breve para los no favorecidos, forzados a sufrir la máxima pena de la media vida desde el anonimato a causa de un grupo extenso y agazapado de don nadies: los irresponsables perfectos. La lógica del tema se mantiene todavía simple: privarnos de nuestros propios fines para no llegar a ningún otro fin.

Y así, ocultándose, siendo licuados ante cualquier vista, hinderizándose, entorpeciendo la posible audiencia, todavía se gana una "libertad ilimitada", "cuantificada" como de mayor riqueza que una básica derivada de formas singulares de comunión: es posible mantenerse representando, imaginando, siendo uno mismo, como sea que se sea, sin comunicar, es decir, estar específicamente sin la alteridad como tal, delimitando, al modo de su actualización, la propia concepción.

Adentre al álter en su cuerpo de creencias y plausibilidades y permítale ejercer su derecho natural a quitarle la vida a la mitad de sus sueños. Pocas son las otras puertas de llave simbólica que conducen hacia la humildad.

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