miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Qué es una metodología? Los métodos como frascos en un estante dispuestos para algún oficio determinado

Los saberes no son estructuras apresadas, destinadas en exclusivo a un circuito cerrado; las cogniciones son flexibles, líquidas, fundantes, universalizables. La crítica nos desvela estas verdades a través de la naturaleza de los signos y de la realidad de los mitos. Ante estos descubrimientos es que se asevera que los objetos de conocimiento no son perennes y acabados de una vez por todas. Existe en ellos un potencial de cambio y un comportamiento situado, una especie de vida, de existencia o de finitud más allá de los principios lógicos de la dominación y de la auto(re)afirmación. Los objetos de conocimiento son además de conceptos, acontecimientos, y esto cambia nuesta idea tradicional de los métodos. En teoría, el objeto es el fin del camino, la meta que se cubre siguiendo los pasos constitutivos y aprendidos del método particular. El ingrediente novedoso --o no tan novedoso-- es que la condición del acontecimiento asocia al fin-objeto (la verdad) con el desideratum, es decir, que hay la intención del sujeto como premisa; de modo que no es posible el sujeto que sólo sigue obediente --y metódico-- los pasos establecidos según x discurso neutro o universalmente válido.

Esta labilidad no hace a los saberes, sin embargo, libres de institucionalización, de aplicación controlada o puntual. Lo uno y lo otro es posible en una misma totalidad, como lo muestra un ejercicio dialéctico. El humano goza de las referencias exactas y de las discusiones precisas que logran penetrar a lo largo de varias capas de experiencia tanto como gusta de hacerse a la mar, incluso cuando la visibilidad es poca y el temor de los otros expectantes alienta la rendición. Por eso se ha establecido que los productores de un saber determinado (habitualmente llamado académico, investigador, científico o comunidad espistémica o de conocimiento) construyan sus objetos y apliquen los métodos existentes en la tradición a discreción. La consigna única es que se haga con alguna lucidez, es decir a conciencia, que se mencione de qué manera reconoce uno que procede. Ese derecho y obligación intelectual es lo que se conoce hoy día como metodología. No es ya una ciencia que agrupa taxonómicamente los métodos registrados y que expide licencias de uso y de vigencia de los procedimientos, no es ninguna rama de la ciencia instrumental general conocida como lógica; es un ejercicio sesudo de actividad crítica.

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