Despedir al loco
Un día, lo juro, mi locura será tal, que no podré volver al mundo de los vivos.
No se haya el núcleo del asunto en la irracionalidad atribuida a unos antes que a otros, sino en la posesión del poder concentrado en cierto grupúsculo de sueños, cultos y divinidades. Control adquirido por medio del secuestro de la verdad sobre el mundo, de acuerdo con la delimitación de "todos los modos posibles de la verdad" (o con la conformidad que constituye).
Pensemos. ¿Por qué sería locura dormir entre los vivos y no así despertarse? Si los locos son unos liberados, su muerte no es sino la maduración de su malestar psíquico. Porque madurar es volver a nacer, pasar del estado dependiente al autónomo, dentro del marco de una cultura humana determinada que guarda celosa en conjunto y síntesis los rasgos de una formación deseable; mientras que morir, por otra parte, implica dejar las ficciones del mundo, lo cual lleva a recuperar la forma verdadera de toda criatura: deja pues la aparente naturaleza orgánica e inteligente dada en frecuentes reagrupamientos y movilidades y comienza a dar de sí para ser perfectamente tomada según la armonía cósmica tan encendida en la imagen y en la imaginación.
Cierto día escuché de un diablo que la locura racional extirpa al poseído del mundo durante un momento imposible de cronometrar. Le pregunté a aquella fuerza abismal si ese viaje era de vivos, y en su silencio monstruoso capté los mil testimonios de la muerte, divino anhelo de los que viven si negar al poder de la realidad, que cantaban: «"loco" "obligado", "no" "acallarás" "las" "razones" "abrazando" "la" "verdad" "mientras" "los" "vivos" "te" "retengan"».
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3 comentarios:
A veces me suena interesante el discurso racional que trata de envolver al loco desde du irracionalidad psiquica, pero no he visto por nin`´un lado que alguien se atreva a mostrarlo de una manera motriz.
me gusto el intento.
saludos
¿Una manera motriz, colega? Me dejas meditativo. En muchos sentidos yo desistiría de cualquier intento que aspire a mostrar motrizmente a un loco. Todos los que satisfacemos somos motrizmente locos. Y hoy me pregunto por qué vale despedir al loco, a este modo de ser de cada uno. ¿Cómo llegamos al punto en que se nos va, cual amigo entrañable, sin que lo queramos o lo pensemos? Creo con razón que pasa porque no satisfacemos -así de difícil-, que es porque violamos nuestros actos presentes que no podemos ser locos siempre ni podemos mostrarlo. Loco es el artista que halló la Belleza; loco también el científico que conoció la Verdad; loco el religioso que accedió al Bien; y loco el loco filósofo que sintetizó la totalidad en Unidad.
¿Tú crees que en verdad estas máscaras espirituales del hombre, la del artista, la del científico, la del religioso o la del filósofo, pueden ser congruentes consigo mismas? Yo no. No creo que logren la congruencia que se alcanza en la vida. Creo razonable pensar que esa liberación vendrá quizá con la muerte. Aquí me detengo porque temo implicar razones de lesa humanidad.
¿Lesa humanidad? huuuumm...
Bueno, yo coincido (es un problema, ahora tal vez no discutamos) con que esas máscaras no pueden ser congruentes.
Afirmar su congruencia equivaldría, me parece, a afirmar la congruencia del lenguaje con el mundo. Y mejor la dice Juan Gelman: "cuando digo pájaro mato al pájaro".
Pero hablas de una liberación que viene con la muerte.
Ahí hay una distinción importante. La perspectiva mística dice que la prisión, de haberla, se encuentra en la percepación y en la mente; de ninguna forma en el mundo ni tampoco en la muerte.
Creo que la muerte es liberación sólo en tanto hace que el mundo pierda relevancia. ¿No?
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