Teoricemos para luego ponderar qué es lo que hay que hacer.
Nuestra relación con la ciencia y la técnica, esto es, con nuestros saberes y herramientas, es, ante todo, una relación de poder y control; de incidencia en y desde el mundo. Supone un orden temporal, un representarse a sí sin el poder en un primer momento y un representarse a sí con ese poder en un segundo momento. Es un empoderamiento y a la vez un amor irrenunciable. ¿Pero no es acaso un amor ciego todo amor irrenunciable?
Miremos a los regios, que son como todos los hombres. Su pasado es la infancia, la vulnerabilidad e ignorancia, y su futuro son las máquinas y grandes construcciones, ese manto de modernidad y desarrollo, el porvenir es esa fuerza. ¿Será que deseamos que la niñez quede en el pasado o sólo que la propia, la debilidad de uno solo y de nadie más, sea la que quede en el pasado? Claro que es lo segundo. Y si hay que conservar el equilibrio del orden temporal, preguntamos: ¿cómo habrá más pasado si el yo-vulnerable tiende a la desaparición? Pues con

La imagen fue tomada del proyecto Estadio Internacional Monterrey
29 de junio de 2008